María de Buenos Aires

lunes, 21 de marzo de 2011

Casos y cosas: "Más vale maña que fuerza"



Hace muchos años, cuando aún era dueña de variadas aspiraciones y esperanzas, recuerdo que en mis proyectos de futuro, se veía en lontananza una casita en la playa, con techo de tejas-tipo chalet-, y un fondo con parrillero. Yo no sé si esa “casita de ensueño” tenía dos o tres piezas, un baño o dos, o un living comedor espacioso. Nada de eso era objeto de mis desvelos. El fondo con parrillero, sí. Era una condición que no podía faltar de ninguna manera. Esa “casita” –indudablemente- había sido motivo de conversaciones familiares en una época en que eran poquísimos los que la habían logrado comprar o construir en algún balneario cercano como Atlántida, La Floresta, Parque del Plata o Costa Azul. Quizás nuestros sueños llegaban hasta Punta Fría, porque Punta del Este nunca figuró en nuestras metas canarias. Éramos oriundos-yo por adopción- de La Paz, departamento de Canelones; no sé si por eso, nuestros sueños volaban bajito. Más bien eran “los sueños del pibe”-en este caso, “de la piba”.
Modestos sueños.

En su casa de La Paz, mi padre tenía un brasero portátil. Era capaz de hacer suculentos asados para una enorme cantidad de personas que “aparecían” los domingos a mediodía. Su brasero-parrillero- se prendía a las once de la mañana, en el medio del patio, protegido por la sombra del parral, bajo el ojo vigilante de “La Turquita”-su perra- y “trabajaba” intensamente hasta las tres o cuatro de la tarde. Se iba “surtiendo” con chorizos, morcillas, tripa gorda, chinchulines y diversas carnes, a medida que iban llegando los comensales amigos, vecinos, y parientes.

Como pocos soñadores de la época, mis padrinos con sacrificios innumerables lograron concretar su ideal: se compraron un terreno y construyeron una casa de veraneo en Punta Fría, donde-por supuesto- el parrillero ocupó un lugar preferencial, hasta con firma y todo.

Cuando ya jubilados, nos propusimos salir un poco de la rutina, alquilamos un apartamento en Piriápolis que tenía en el balconcito, un disfrutable parrillero.

Pero “nuestra casita de balneario”, la propia, la que-como a una deseada hija- hasta le habíamos elegido el nombre, jamás se pudo hacer realidad. Nunca tuvimos dinero suficiente.
Además, por exigencias laborales, nos vimos condenados a vivir en Montevideo en pequeños apartamentos sin ningún tipo de fondo para hacer nada. Ni siquiera un braserito-consuelo.
Para colmo de males, una preciosa terraza lateral que teníamos, nos fue anulada/cerrada por una construcción lindera que nos arruinó la vista y la tranquilidad de la vida.
Después de muchas vueltas y revueltas en fracasadas gestiones, decidimos que ya era bastante, que no podíamos seguir luchando con una burocracia protectora de los poderosos y empezamos a buscar las soluciones que ni la Intendencia Municipal de Montevideo, ni la Facultad de Ingeniería nos proporcionó. A fines del año pasado, nuestra terraza quedó convertida en una terraza-lavadero, útil, cómoda, “íntima”, -como la calificó el asesor-. Allí está instalada la lavadora, el tendedero, y hasta un rincón florido.
Pero me seguía faltando el “parrillero propio”.
Un buen día, no lo dudé más. Encontré un lugar adecuado arriba de la lavadora-convenientemente protegida por mantel y hule- compré un parrillero eléctrico, y empecé a cumplir mi sueño del asadito propio/casero dominical. Por eso, lo del título: “más vale maña que fuerza”. Si no se da de una forma, hay que buscar otra. La cuestión es lograr que nuestros modestos sueños, de alguna manera, se hagan realidad.
¿Gustan un choricito? ¿Más chimichurri?

8 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bueno tu finísimo humor y qué verdad!!! mire que una busca la forma de elaborar sus sueños eh? impecable!

D. Inés Cortón dijo...

jajaja Alfita!! Me encantó el caso de esta cosa. Interesante manera de mirar las cosas, comparto totalmente, sobre todo lo de maña porque como soy chiquita no tengo fuerza y siempre me las ingenio para lograr mis propósitos ( con muuuuuucha maña) Gracias. Besos

Anónimo dijo...

Siempre está el horno y la rejilla de la bandeja,"a falta de pan buenas son tortas"

El Espeso

Alfa Segovia dijo...

Espeso:
Ya que andamos de dicho en dicho, te contesto con este otro:
"No es lo mismo aserrín que pan rallado".

Anónimo dijo...

aserrín aserran los maderos de san juan piden pan no le dan piden queso le dan hueso..........

El Espeso

Alfa Segovia dijo...

"!A otro perro con ese hueso!"

Suzy dijo...

Un choricito? Yes, please!!

Alfa Segovia dijo...

¿Un choricito para recordar tu pasado en Uruguay, dear Suzy?
¿Que tal en una barbacoa o "medio-tanque" de los que se usan por acá en las calles de los barrios?

Muchos cariños