“Un cuento chino”, tiene, para nosotros, el consabido significado de “mentira” o “fantasía”.
En este caso, es el título de la película con la cual el director y guionista Sebastián Borensztein, logró una obra admirable con la actuación de Ricardo Darín y el “chino” Huang Sheng Huang.
A partir de una noticia de la vida real, la estupenda creatividad de Borensztein consiguió plasmar un insólito laberinto donde no faltan excelentes toques de humor. La necesidad de sobrevivir, la esperanza, la búsqueda de la solidaridad y de la convivencia tolerante, son algunos de los puntales del filme, pero no son los únicos.
¿Puede convertirse una vaca que cae del cielo en un proyectil mortal?
¿Cómo se pueden comunicar dos seres que hablan idiomas completamente distintos? ¿Por qué entra uno –inesperadamente- en la vida del otro solitario, gruñón, malhumorado, cuya existencia transcurre en una rutina sin transgresiones?
La vida: ¿Tiene sentido o es absurda en muchas de sus manifestaciones?
Quizás podamos encontrar respuestas a muchas de estas interrogantes en la película.
En este video que les dejo, el realizador y los protagonistas nos dan sus opiniones. Es decir, nos muestran algo de “la cocina” del filme.
¡No dejen de verlo! ¡No se van a arrepentir!
Esta es una búsqueda irracional del blog del milenio, somos cuatro amigas, algo veteranas, algo delirantes, que tenemos tanto para contar que esperamos atrapar el tan mentado blog, por ende al lector. Por suerte tenemos una quinta amiga que es la técnica responsable de que hoy ustedes nos puedan leer.
María de Buenos Aires
miércoles, 22 de junio de 2011
viernes, 10 de junio de 2011
Memorias de una cronopia variopinta Virginia Gamba "Chocolate chino en Budapest"
Desde que comencé a leer no paré. Sigo hurgando en librerías, al mismo tiempo que mi pequeño apartamento continúa engrosando con más y más libros por doquier. Todavía no llegué al “e-lector”. Aún soy “una lectora de papel”. Tengo en el archivo de la compu una buena selección de textos digitales, pero me atrae más el formato tradicional, quizás porque va conmigo como un amante ideal en “cualquier día, cualquier hora, en cualquier lugar”-como cantaba un viejo bolero.
Leí una breve presentación sobre el libro de Virginia Gamba: “Chocolate chino en Budapest” en el periódico argentino “La Nación”, acompañado, además, con un extracto que me gustó por su estilo desenfadado y risueño. El título de la presentación también era atractivo: “Bohemia en tránsito”, y marcaba estas “etiquetas”: “autobiografía, humor, retrato de un siglo en mutación, hilarante relato de viaje”….. Eso me bastó para ir a una de las librerías “Yenny” –realmente con poca esperanza de conseguirlo-, sin embargo, allí estaba. Pensé que sería una lectura amena para hacer en este período de tiempo en que mi esposo tiene problemas de salud y necesita internaciones periódicas. Obviamente, yo me interno con él y cuando se encuentra bien y descansa, aprovecho para leer. Cada lectura tiene un tiempo exacto para hacerla. Este libro resultó especial para esta situación que estoy viviendo. No creo que haya nada librado al azar en la vida de nadie; ni los encuentros ni los desencuentros. Tampoco las lecturas.
Comencé el libro en una fría tarde de fines de mayo. Se podía percibir desde la ventana del hospital, la helada temperatura en la gente que transitaba por la calle arrebujada en pulóveres y bufandas. Mi esposo dormitaba con tranquilidad lo cual me permitió “sumergirme” en la lectura. “El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma” dicen que afirmó Marcel Prevost; el libro de Virginia Gamba logró “meterme” en su relato como si me absorbiera.
En primer lugar debo decir que su principal atractivo radica en una escritura narrativa dinámica, entretenida y risueña. La autora-selectivamente- narra las experiencias de aprendizaje que fue cosechando en diferentes instancias de su vida.
Optó por una profesión nada común para una mujer: estratega universitaria.
¿Qué es una estratega universitaria? Es una experta en temas de seguridad humana y resolución de conflictos. Una profesión nada común ni sencilla para ser desempeñada por una mujer, porque-tradicionalmente- los estrategas han sido hombres y…militares.
El libro es- también- un compendio de “autoayuda o de superación personal”. Desde la presentación puede sentirse esa idea:
“Nací en San Martín, provincia de Buenos Aires, pero pasé mi infancia en Bolivia y Perú. Siguiendo el consejo del poeta Robert Graves, me eduqué en Inglaterra. Siempre pensé en ser ama de casa o arqueóloga hasta que por accidente, encontré mi verdadera vocación, la estrategia. Como académica, como escritora y técnica en asuntos de seguridad humana trabajé en cuatro continentes. Mientras buscaba lo que no conocía, encontré lo que no esperaba: gané el Premio Nobel de la Paz de 1995 como miembro de la organización Pugwash por el desarme nuclear. Cuando entendí que jamás llegaría a ser tan interesante como mi madre, buena como mi hermano y valiente como mi hija, no me quedó otra cosa que encontrarle la gracia al arte de sobrevivir. Vivo en la Argentina desde el año 2008."
Un libro para leer, para disfrutar y…para pensar.
Virginia Gamba,”cronopia variopinta”, sin lugar a dudas también pudiste haberte llamado VICTORIA Gamba.
¡Millones de gracias por compartir tus vivencias!
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